Al final todo se reduce a un estado de ánimo…
Esta mañana escuchando a Francisco Céspedes he llegado a uno de esos estados de ánimo maravillosos que te hacen llorar y ver la vida como algo bello a pesar de todo…
Cuando caemos en un estado parecido al enamoramiento corremos el peligro de parecer imbéciles a ojos de los demás…
Porque los sentimientos no se pueden expresar con palabras…
Solo podemos intentar hacer sentir a los demás lo que nosotros sentimos y entonces, si lo conseguimos, si que se pueden hacer una idea…
Recuerdo hace muchos años cuando estaba en plenitud física…
Nunca había visto los colores…
El mundo del color había pasado desapercibido y un buen día seguramente embriagado por fragancias femeninas que flotaban en el aire descubrí que todo era de color…
Me sorprendió el color verde como si nunca lo hubiera visto…
La verdad es que nunca había sentido los colores y por eso hasta ese momento todo me parecía en blanco y negro, porque no lo sentía…
Un día le dije a mi padre que sentía…
Padre yo siento…
Es tan difícil confesar que se siente…
Me sumergí confiado en ese nuevo mundo y sin vergüenza, recuerdo que abracé a mi madre porque la quería mucho y era lo que deseaba hacer…
Siempre que la veía la abrazaba y le daba besos y le daba masaje en el cuello con mis manos y luego mas besos y mas abrazos hasta que me pedía que la dejase tranquila que era muy pesao…
Mis hermanos me miraban con envidia, lo se…
Ellos no podían sumergirse como yo en un abrazo, y lo tenían tan cerca…
Últimamente hay personas que con un cartel en el pecho se ofrecen a dar abrazos gratis…
Yo se lo afortunados que son…