Ensimismado en la suma y la resta de mis aciertos y de los fracasos…
Esa lista interminable de cuando estoy solo, o conduciendo, o clavando un clavo…
Señor perdona mis deudas como yo perdono a quienes me adeudan…
Me sobresalta el ajuste eterno, el equilibrio universal al que no le falta ni le sobran comas…
Señor perdóname, porque en mi impaciencia he cometido tropelías, en tu mundo…
Me vienen a la memoria y recuerdo los pecados cometidos cuando aún no tenía razón, y las cuentas no me salen del todo…
Creo que pierdo cuatro a cero, y me han sacado ya varias tarjetas, de todos los colores…
Daría todo por aquellas mariposas y aquellas flores silvestres, por aquella mañana soleada paseando juntos…