La sentencia, la más severa de España, ve la conducta de la madre del alumno de una "gravedad extrema" al producirse en el aula. La mujer tiene antecedentes por pegar a un guardia civil La violencia en las aulas ya es un pasaporte a la cárcel. El titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Granada ha condenado a tres años de prisión a una madre por agredir a la maestra de su hijo. La sentencia, la más severa en España hasta ahora, considera la agresión a la docente como un "atentado a la autoridad" y califica la conducta de la madre de "extrema gravedad" por "haber llevado a cabo su acción en presencia de niños de cinco años, incluido su hijo, que empiezan a interiorizar las normas de convivencia".
El juez, en su resolución, se detiene en la "forma y el contexto en el que se llevó a cabo el ataque" a la docente. Según el magistrado, resulta "gravemente perjudicial" para la educación de los menores "observar la imposición violenta y agresiva" de la madre, que "irrumpió en el aula imponiéndose a las propias labores de control y policía que tiene todo docente y mostrando el grado de educación y civismo más bajo que podía" exhibir, con un "claro desprecio a los principios de respeto a los derechos de los demás".
Se trata de una condena histórica. Por primera vez, una madre puede verse recluida entre rejas por agresión a un docente. En este caso, además, se suman los antecedentes de la procesada, que acumula una condena anterior, de un año de prisión, por agredir a un sargento de la Guardia Civil. En cualquier caso, la sentencia aún no es firme y la acusación y la defensa anunciaron ayer su intención de recurrirla en apelación ante la Audiencia Provincial de Granada.
El origen del incidente fue que el niño se olvidó el bocadillo en clase
El juez atribuye a la condenada, Estefanía C. F., de 23 años, un delito de atentado contra un funcionario y una falta de lesiones. De ahí que le imponga la pena de dos meses de multa, con cuota diaria de seis euros, y una indemnización de 300 euros por los daños morales ocasionados a su víctima, ademásde los tres años de prisión y el pago de las costas. De confirmarse la sentencia tras el recurso, la agresora tendría que ingresar en prisión y cumplir condena. La resolución es ejemplar en tanto que considera a los docentes como una autoridad pública, equiparable a los agentes.
"Te voy a rajar", espetó a la agredida antes de empujarla contra la pizarra
Historia de un bocadillo
La historia de la agresión tiene su origen en un bocadillo que el hijo de la condenada no se tomó en el recreo. No fue, desde luego, por un capricho de la maestra. Todo sucedió el pasado 18 de noviembre en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Federico García Lorca de la localidad granadina de Fuente Vaqueros. Según la sentencia, el hijo de la agresora había olvidado su merienda en el aula a la hora del recreo. La maestra, una joven de 24 años que cubría una baja y apenas llevaba una semana en el centro, optó por pedirle al pequeño, de cinco años, que compartiera el bocadillo que llevaba su prima puesto que no podía dejarle ir solo a la clase ni ausentarse ella del patio.
Poco después, hacia las dos de la tarde, la agresora irrumpió con violencia en el aula para exigir explicaciones a la docente sobre por qué su hijo no se había tomado el bocadillo. En ese momento, se encontraban en el aula unos 20 menores y dos profesoras, entre ellas, la agredida.
"Te voy a rajar"
Según el relato de hechos probados, la procesada entró en el aula de forma violenta, "alocada y con clara voluntad de agredir", preguntó quién había prohibido a su hijo "tomar el bocadillo", pero "no atendió explicación alguna". "Te voy a rajar", le espetó a la maestra. Acto seguido, la agarró por el pelo, la zarandeó en varias ocasiones y la empujó contra la pizarra.
El suceso que ahora motiva la condena ocurrió el pasado 18 de noviembre en el colegio Federico García Lorca, de Fuente Vaqueros (Granada). La procesada se presentó en el centro y entró «violentamente» en el aula de su hijo. Allí preguntó cuál de las dos profesoras que estaban en ese momento en el aula al cargo de una veintena de alumnos había sido la que había dejado sin merienda a su niño. En el mismo instante en que una de las profesoras respondió afirmativamente, se abalanzó sobre ella, le tiró del pelo, la zarandeó contra la pizarra y la arañó. Además de lesiones de distinto tipo, la docente sufrió un ataque de ansiedad.
El juez no alberga duda alguna de que la agresión se consumó premeditadamente contra "un funcionario público". "La acusada menoscabó el principio de autoridad de la docente agredida y dio a los alumnos una lección práctica de cómo eludir el cumplimiento de las normas de conducta desde el momento en que represalió" a la profesora, "de forma violenta y en presencia de los alumnos, por haber tratado de reprender el comportamiento" de su hijo.
La sentencia fue aplaudida ayer en la comunidad escolar y por los miembros del propio centro, que llegó a pedir medidas de alejamiento para la madre tras la agresión. La resolución también suscitó reacciones en la Junta de Andalucía. El consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, opinó que la sentencia "da mucha esperanza de que pueda producir un efecto inhibidor en estas conductas". "Deseo que muchos adultos se planteen que una condena de esta naturaleza puede ser extraordinariamente dura", dijo.
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