Recientemente un tipo que pretende ser presidente del gobierno, se ha declarado ateo…
A mí la cosa es que me da igual lo que cada uno piense, se crea, o quiera hacernos creer que es…
Yo no creo que uno sea ateo o creyente por su propia voluntad…
Uno es lo que es, independientemente de lo que uno quiera ser…
Yo puedo declarar que no creo en la ley de la gravedad y seguramente podré vivir toda mi vida en esa creencia, ignorando cada vez que por una u otra razón dé con mis huesos contra el suelo…
A la gravedad, seguramente le da igual quien cree o no en ella…
Una cosa sí, si levantas los dos pies del suelo es muy probable que te des un batacazo…
Otra cosa muy diferente es no creer en una o en ninguna religión…
Pero la existencia de una ley de leyes es tan evidente, que declararse ateo es poco menos que declarar ser un ignorante…
Hay veces en las que, por diversas causas uno habla con un ser supremo llamado Dios, para que nos entendamos…
Bueno hay quien habla con los santos, con los ángeles, con los cielos, con un coco con peluca, o con el diablo…
Yo prefiero dirigirme a lo más alto, por el mismo precio…
Creo que cuando nos declaramos algo, deberíamos añadir siempre “en este momento”…
Porque así siempre dejamos una puerta abierta a la rectificación, y no engañas a nadie el día que decidamos cambiar de opinión…
Si aconsejamos a nuestros semejantes que crean en la ley de la gravead, aunque sea con otros nombres, en el peor de los casos, caso de que no exista, puede que les ahorremos algún que otro batacazo…
Y si al final la ley de la gravedad no existe, haber vivido en la prudencia, no nos puede hacer ningún mal…