La mar y el cielo, y el sol, y el aire que no se puede ver, y los aromas…
La arena dorada…
La playa está vestida de primavera…
Como no hacía viento, ni mala mar, y el cielo estaba despejado me entretuve dejándome calentar por los primeros rayos de sol…
Las pequeñas olas golpeaban una y otra vez en la arena apelmazada de la orilla…
Me he quedado casi dos horas contemplando lo obvio, la existencia misma, el tiempo...
Como si quisiera llevármelos conmigo, recordando el misterio de nacer y morir, de los que pasaron antes orgullosos, y de los que solo queda el recuerdo de las olas golpeando la orilla una y otra vez, como si nada hubiese nunca ocurrido, sin sentido…
Hoy es un día más, un día cualquiera…